El alcohol interfiere con las vías de comunicación del cerebro y puede afectar la forma en que este se ve y funciona. El alcohol hace que sea más difícil para las áreas del cerebro que controlan el equilibrio, la memoria, el habla y el juicio hacer su trabajo, lo que resulta en una mayor probabilidad de lesiones y otros resultados negativos. El consumo excesivo de alcohol a largo plazo provoca alteraciones en las neuronas, como reducciones en su tamaño. A continuación se presentan algunos temas clave relacionados con el alcohol y el cerebro.
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El cerebro de los adolescentes es más vulnerable a los efectos negativos del alcohol que el cerebro de un adulto. El consumo indebido de alcohol durante la adolescencia puede alterar el desarrollo del cerebro, lo que podría resultar en cambios duraderos en la estructura y función del cerebro.
El consumo indebido de alcohol pueden causar las lagunas mentales inducidas por el alcohol. Las lagunas mentales son vacíos en la memoria de una persona de eventos que ocurrieron mientras estaba intoxicada. Estos vacíos ocurren cuando una persona bebe suficiente alcohol para bloquear temporalmente el paso de los recuerdos de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Esto se conoce como consolidación de la memoria y sucede en un área del cerebro llamada el hipocampo.
Continuar bebiendo incluso cuando existen señales claras deterioro significativo puede resultar en una sobredosis de alcohol. Una sobredosis de alcohol ocurre cuando hay tanto alcohol en la sangre que las áreas del cerebro que controlan las funciones vitales como la respiración, la frecuencia cardíaca y el control de la temperatura, comienzan a inhibirse. Los síntomas de sobredosis de alcohol incluyen confusión mental, dificultad para permanecer consciente, vómitos, convulsiones, dificultad para respirar, frecuencia cardíaca lenta, piel húmeda, respuestas embotadas (como ausencia de reflejo nauseoso, que evita la asfixia) y temperatura corporal extremadamente baja. La sobredosis de alcohol puede provocar daño cerebral permanente o la muerte.
No somos ratones, pero se sabe que el exceso de grasas saturadas daña el cerebro humano porque predispone a la resistencia insulínica, una alteración metabólica que se encuentra en la raíz de los problemas de memoria y que precede y acompaña a la diabetes.
Están relacionadas con la proliferación de radicales libres, los agentes que causan la oxidación o envejecimiento de las células y pueden provocar literalmente que el cerebro se inflame y se enrancie.
Las fuentes alimentarias vegetales aportan el ácido esencial alfa-linolénico, que el cuerpo transforma en los otros dos, los ácidos docosahexaenoico (DHA) y eicosapentaenoico (EPA).
Pero esto no quiere decir que cuanto más azúcar mejor. De hecho, el cerebro necesita que la tasa de glucosa en la sangre sea equilibrada, porque una deficiencia de glucosa ralentiza su funcionamiento y un exceso acelera su degeneración.
La colina, un aminoácido que estimula la síntesis del neurotransmisor aceticolina, ayuda a que se formen nuevas conexiones entre neuronas, además de proteger el cerebro y el sistema circulatorio frente al colesterol.
Otro nutriente que evita la oxidación del cerebro es la vitamina C. Es muy eficaz y contribuye a la creación de neurotransmisores como la dopamina. Se ha demostrado que los jóvenes que consumen más vitamina C sacan notas más altas. Naranjas y kiwis contienen dosis elevadas y es útil incluirlos en el desayuno.
La falta de vitamina B12 afecta igualmente al sistema nervioso y al cerebro. Provoca envejecimiento prematuro y favorece el desarrollo de demencias asociadas a la edad.
El chocolate contiene varias sustancias que lo hacen atractivo para el cerebro. Las más interesantes son los polifenoles antioxidantes que lo convierten en un protector activo frente a los radicales libres.
Otra es la feniletilamina, una sustancia que aumenta la producción de noradrenalina y, por tanto, tiene un efecto estimulante sobre el estado de ánimo. Su acción es compensada por componentes que en el cerebro acoplan a los mismos receptores que la marihuana y que producen una sensación de bienestar transitorio.
Tiene el inconveniente de que resulta muy adictivo y que consigue sus objetivos inhibiendo la acción de un neurotransmisor, la adenosina, cuya misión es precisamente obligar a que el cerebro se tome el necesario descanso.
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Un atractivo folleto ilustrado para estudiantes que explica la manera en que la cocaína modifica el funcionamiento de los centros de comunicación del cerebro y cómo causa sus efectos. Este folleto es parte de la serie Mind Matters, que presenta hechos científicos en forma fácil de comprender.
La cocaína modifica la forma en que funciona el cerebro porque aumenta la cantidad de una sustancia química llamada dopamina en las áreas del cerebro que controlan la recompensa y la motivación. Si se consume seguido, el cerebro se acostumbra a las grandes cantidades de dopamina que produce la droga y entonces otras actividades saludables resultan menos interesantes o divertidas. La persona necesita cada vez más cantidad de droga solo para sentirse normal.
Si, puedes. Con el tiempo, la cocaína puede modificar la forma en que funciona el cerebro. Si dejas de consumir la droga, comienzas a sentirte muy triste y enfermo. Esto hace que sea difícil dejar la cocaína. A eso se le llama adicción. 2ff7e9595c
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